25 de noviembre de 2008


"Delta", galardonada con el premio Fipresci en el pasado festival de Cannes, es un retrato minimalista de la ambición y la soledad humana. El joven director Kornél Mundruczó (en la que es hasta la fecha su tercera película) nos sumerge en una historia llena de sentimientos, una historia en la que dicen más los silencios que las palabras.

Los paisajes húngaros en los que se desarrolla la construcción de la casa, nos evocan a las selvas del Amazonas donde el fraile Diego Gaspar de Carvajal escribió las últimas páginas de su diario. Y es que es innegable encontrar similitudes entre esta película y el cine de Herzog, donde las fuerzas de la naturaleza dejan al ser humano en entredicho y donde sus protagonistas se aferran totalmente a la consecución de sus sueños sean cuales sean las consecuencias.

Discípulo de Bela Tarr, Mundruczó bebe de éste su incansable búsqueda de la perfección. Sin embargo, no tanto de los interminables planos que tan buen resultado le dieron a Gus Van Sant en películas como "Elephant" o "Last Days".

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