Durante casi toda la película el director juega con nosotros hasta tal punto que no sabemos si lo que vemos ocurrió realmente o es obra de la imaginación de los entrevistados que ayudan a nuestro protagonista a recordar lo que le sucedió en la guerra del Líbano.
El horror y la posterior profunda huella de la guerra son representados a la perfección llegando a su clímax final en una escena que seguro no dejará indiferente a nadie. Excelente ejercicio cinematográfico.
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